martes, 16 de noviembre de 2010

EL ABSURDO

LO ABSURDO. ¿ QUÉ ES LO LÓGICO ENTONCES ?
No es lo que uno quiere hacer, pero en el controvertido mundo en el que nos ha tocado vivir, tenemos que seguir marchando a menudo a la deriva. Y nos encontramos con gente que no ha  desayunado, pasiva, poco creativa. Yo les llamo gente títere.
¿Qué es un títere? Una marioneta o un títere es una figurilla o muñeco de trapo, madera o cualquier otro material, usado para representar obras de teatro.
¿Qué semejanza tiene un títere con lo absurdo?
Lejos de escribir líneas pesimistas, -por si acaso hay alguien con una sola neurona que, además de jugar al solitario y hacerse trampas no distingue entre el negativismo y la autocrítica-, les digo que el hombre de estos tiempos se ha transformado en un títere que ha formado su propio escenario para actuar y su propia vida es una obra absurda.
Lo absurdo lamentablemente es lo que le llamamos “vida real”. Lo rutinario, lo aburridor del percibir que las horas en los relojes que circunvalan el tiempo sin largar señales de otra cosa que no sea la total dependencia del mismo tiempo.
Un hombre que busca “liberarse” y se encadena al consumismo. Busca la “paz” y se arma para la guerra. Se ingenia una enfermedad de probeta y la expande para venderse el antídoto. Que va a escuchar al sacerdote y no escucha a su familia, que se confiesa ante Dios y oculta a la ley de la vida sus diabólicas maniobras. Que quiere que el tiempo le alcance para disfrutarlo, y busca esa solución conectado a las tecnologías de vanguardia yéndose por momentos de la realidad de lo que lo rodea. Que habla para callar a los demás y resulta sigiloso cuando debe expresarse sobre sí mismo sin engañarse. Un Hombre que busca la justicia, verdad y seguridad pero no quiere mirar su pasado y qué hizo para que las cosas sucedan y así no caer de nuevo en lo mismo.
Y así podríamos llenar las páginas de un libro ejemplificando casos de contradicciones, de acciones absurdas que forjan el quehacer diario del hombre del siglo XXI.
Las guerras de Afganistán, Irak, entre otras que les han llamado “Guerra Santa” es un justificativo de mis palabras. ¿O es una ironía de la naturaleza del mismo Hombre? Éste ha tratado de combatir el terrorismo, el doble discurso, el hacer sin medir las consecuencias. Pero no podrá hasta  darse cuenta de que todos somos parte de la obra de este teatro absurdo, que somos los títeres que actuamos de acuerdo a los movimientos del director de la obra. Como dice alguien por ahí: “si no cambias vos no cambia nada”
¿Quién es el director de esta función absurda? Solo lo sabremos cuando caiga el telón, se enciendan las luces de la sala, y se apaguen las llamas de nuestro ojos que en esencia es lo que nos encandila.
Hasta entonces seguiré buscando como inexperto pero reflexivo, la luz que me lleve a la vida real y me demuestre que la lógica es el antónimo de lo absurdo.
Mauro Alvarez
 

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