jueves, 14 de julio de 2011

A CABALLO REGALADO… ¿NO SE LE MIRAN LOS DIENTES?

En el medio día de ayer, jueves 09 de junio iba rumbeando para el Jardín 111 a buscar, como todos los días, a mi hijo que concurre a ese prestigioso centro educativo.
Circulo por calle Domingo Pérez  y al llegar a Ester Moré (la Rambla) veo  que hay unas tres máquinas de la intendencia trabajando en un predio que pertenece a la comuna en la rambla. Nivelando el terreno, una camioneta de la intendencia, y un camión.
Como soy bichito curioso, me detengo y al mirar hacia el lado del Arroyo San Francisco, veo una obra en construcción en ese predio. Me dirijo hacia ella, sin dejar de asombrarme la rapidez con la que ya había llegado hasta las “caídas” de esta presunta casa en construcción. ¿Por qué el asombro? Porque he estado pasando diariamente hasta el jardín y no había visto que comenzaran a hacer esa misma obra, esa casa.
Al llegar hasta la obra, encontré descansando a quienes resultaron ser los albañiles de la misma.
Luego del saludo correspondiente, pregunté si sabían que era esa obra. O sea, que destino tiene. La respuesta fue contundente, y con la cabeza señalando rumbo al jardín 111, me contestó uno de ellos: “es para los que viven allí, antes del jardín”.
Mirá vos, le digo, ¿y para cuando terminan la obra?
El mismo me dijo: nosotros tenemos contrato hasta mañana 10, creo que se vienen mañana mismo para acá. Y van a hacer limpiar el sitio donde están viviendo ahora.
Ha, ¿están contratados para hacer esta obra?, pregunté.
Si, ésta y ya hicimos la cancha de patín y… (me mencionó otras cosas que no recuerdo)
Le pregunté si podía fotografiar la obra, a lo que me dijo que sí.
Al acercarme constaté que la obra consiste en dos piezas de cuatro por cuatro, más o menos. Independientes entre ellas. Una ventana y una puerta cada una. La construcción es precaria, de bloque, por lo que pude apreciar y remitiéndome a las fotos en mi computadora, no tienen viga. Lo más sorprendente es que tampoco tienen BAÑO.
Les pregunté a los operarios, ¿acá hay agua?, me respondió uno de ellos: “si, en el arroyo” y se rió. ¿ y luz?  “si, allá” – señalándome con el dedo el sol. Y volvió a reir. (obviamente que saneamiento tampoco)
La pregunta clavada era: ¿Y el baño? – allá abajo, me dijo- señalándome los árboles y el arroyo.
Muy bien, y así quedó mi visita fugaz por esa zona de Minas.  Y volviendo al  cause de lo que realmente iba a hacer, me dirigí al Jardín en búsqueda de mi hijo.
Toda la tarde me carcomí la cabeza pensando ¿solución habitacional para esa gente? Dos piezas de cuatro por cuatro sin luz, sin agua, sin saneamiento, y SIN BAÑO ¡!!
En el pueblo donde me crié, a una construcción de esta naturaleza las hacen como caballerizas donde refugian los caballos para los raides hípicos.
Esto NO es una crítica, porque aún no  he podido acomodar las neuronas para hacerlas.
Tampoco estoy prejuzgando a nadie.
No quiero hacer evaluaciones  previas a lo que irá a ser la vida de quienes vivan en esas piezas.
Tampoco voy a hacer valoraciones políticas, ni económicas.
Pero creo que da para pensar, analizar y darse cuenta de que no por hacer las cosas a velocidades astronómicas, se encuentra la solución real a los problemas de la gente. Hay que tener un proyecto, una buena visión, un equipo y  sentido común.
Cada uno saque sus propias conclusiones.

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